Sin embargo, a pesar del optimismo, no hay que caer en la euforia. La inflación sigue por encima del objetivo del 2% de la Fed y un recorte prematuro de tasas podría provocar una nueva aceleración. Además, la inestabilidad geopolítica y las posibles interrupciones en las cadenas de suministro tras la introducción de aranceles comerciales siguen siendo factores de riesgo que pueden alterar el equilibrio de la economía.
El índice MSCI All Country World subió un 0,2%, alcanzando un máximo histórico, siguiendo el ascenso de Wall Street a nuevos máximos, ya que los mercados monetarios prácticamente descontaron una reducción de la tasa de la Fed de hasta 25 puntos básicos el próximo mes. Los futuros de los índices bursátiles europeos subieron un 0,4%, lo que indica la continuación del rally. El índice de acciones asiáticas subió un 1,1%, ya que el Nikkei-225 alcanzó un valor récord.
La volatilidad en el mercado de bonos del Tesoro también disminuyó: el índice ICE BofA MOVE, que refleja las oscilaciones esperadas en la rentabilidad, alcanzó su nivel más bajo desde enero de 2022. Los bonos del Tesoro subieron ligeramente, lo que redujo la rentabilidad de los bonos a 10 años hasta el 4,28%. El dólar se estabilizó después de la caída del martes.
Aunque la inflación subyacente en EE.UU. se aceleró hasta el ritmo más alto desde principios de año, el moderado aumento de los precios de los bienes redujo los temores de que los costes comerciales puedan provocar una presión inflacionaria más amplia. Tras la publicación del índice de precios al consumidor, los inversores centrarán ahora su atención en los datos de ventas minoristas en EE.UU., que se publicarán el viernes.
Este año, la Fed ha mantenido las tasas sin cambios, con la esperanza de obtener claridad sobre si los aranceles conducirán a una inflación sostenida. Al mismo tiempo, el mercado laboral —el segundo pilar de su política dual— muestra signos de pérdida de impulso.